viernes, diciembre 17

Salí de la cárcel

Sí, hoy salí de la cárcel después de dar un taller de igualdad en el Módulo de mujeres del centro penitenciario de Asturias. Y salí con el corazón encogido y enorme a la vez. Me llevé, cuando se cerró la última reja detrás de mí, el cariño de 23 mujeres con las que compartí dos horas y media de charla, de risas, de comentarios, de ideas, de experiencias, de seriedad, de empatía, de aprendizajes y de escuchas.
Muchas veces he salido contenta de mis charlas, pero hoy ha sido más intenso, más difícil, más cercano, más trabajoso, más inusual, más completo, más profundo, más ajeno y a la vez más mío.
No he visto maldad en sus ojos, no he visto violencia innata, no he visto delincuencia ante mí. He visto mala suerte, carencias tremendas, ganas de aprender, ánimo para exponer sus ideas, atención a mis palabras y una tremenda energía para reír y para estar juntas.
Sé que están ahí por algo, pero son mujeres a las que la vida no les ha tratado bien. Les pedí que me dijeran qué era lo que mejor se les daba en la vida, la mayoría dijo que cuidar de sus hijos e hijas; hasta que le llegó el turno a una que, después de yo insistirle para que dijera algo que se le diera muy bien, entre sonrojos y pudores dijo: "follar". Y nos reimos, y le di la enhorabuena, porque follar bien es una virtud que no todo el mundo tiene.
Compartí con ellas un tiempo que se me hizo corto. Luego, me enseñaron los lugares comunes que tienen, sin calefacción, con la que está cayendo hoy por estas tierras, me invitaron a un café que me supo a gloria y a mis bromas de que me tenía que ir porque ya se estaba cerrando todo y no quería quedarme dentro, una de ellas, muy seria dijo: "Para ti siempre habría un sitio aquí, te dejaríamos la mejor celda si te quedaras". Casi se me saltan las lágrimas, porque me ofreció lo único que tienen.
Y luego, entre besos y abrazos, les di la espalda, y oí como la más bollo de todas decía, bajito: "Vuelve, anda".
Y quienes me contrataron me han dicho que volveré a hacer otros tres talleres con ellas y eso me alegra.
Salí de la cárcel hoy, ellas aún no. Yo quiero volver, sé que ninguna de ellas querrá volver cuando cumpla sentencia. Estoy en mi casa y soy feliz porque soy libre.
Gracias, chicas del centro penitenciario, espero haberos enseñado algo porque vosotras me enseñasteis hoy mucho. Que la vida os traiga algo de suerte y que os permita volver pronto a cuidar de esos hijos e hijas que tanto queréis. Volveré y me alegrára volver a veros.
Ahora se me hace totalmente significativo aquel eslogan que cantábamos en los encuentros feministas: "No estamos todas, faltan las presas".

23 comentarios:

Feminista Cabreada/ Pissed-Off Feminist dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Aqui en EEUU el numero de mujeres que mandan a la carcel ha subido algo asi como el 300% desde los setenta, y la mayoria de las veces es por crimenes no violentos, posesion de droga o trafico de droga en la mayoria de las veces. Muchas de estas mujeres no tienen acceso a los mejores abogados/as precisamente... Muy injusto. Incluso para dar a luz en la carcel las dejan esposadas... Hasta para esto lo tenemos peor por ser mujeres.

Sra. Castafiore dijo...

Me ha encantado el post. Vaya energía que transmites.

Mármara dijo...

¡Qué suerte! La tuya, y la suya. La tuya, por poder acercarte a ellas y aprender. La suya, por haber tenido la oportunidad de reírse contigo a la vez que aprenden algo sobre sí mismas y, quizás, sobre la circunstancia que las llevó allí.

ISA dijo...

Es un trabajo difícil y valiente y en donde me imagino que se puede aprender un montón dejando prejuicios fuera.
Recuerdo que hace siglos, cuando acabé la carrera, quise hacer oposiciones a bibliotecas de penal pero no me dejaron....Era de las que pensaban, ahora ya no tanto, que la literatura te hace mejor....
Ahora que digo esto, hay que ver la de cosas que me prohibieron o no dejaron hacer cuando era joven. Me cachís en to lo que se menea.

Marcela dijo...

Commuter, para que te hagas una idea de la diferente situación por ser mujeres, en la cárcel de Asturias cuando se construyó no tuvieron en cuenta que habría mujeres y no hicieron parte para ellas. Luego las "encajaron" en un módulo que es el peor y no tienen ni acceso a los talleres para trabajar, una vergüenza.
Casta, es que me dieron una energía tremenda, y aunque suene raro me encontré en mi sitio y recibí muchísimo cariño.
Mármara, qué experiencia, maja, todavía estoy "tocada" y con unas ganas tremendas de preparar los tres talleres que quedan.
Isa, gracias por tu comentario, por cierto fui a tu blod (o es web???) y me encanta, pero ¿no se pueden hacer comentarios?

verticana dijo...

Jo Marcela. Qué bien. Estas cosas son las que hacen nuestras vidas mejores. Síguenos contando:)

Marcela dijo...

Verticana, que hemos publicado a la vez, os contarélos próximos talleres porque para mí es una experiencia tan potente que necesito contarla y sacarla fuera.

iTxaro dijo...

tiene que ser muy intenso, la verdad es que si tiene que ser una buena experiencia para ti.
un achuchón

Candela dijo...

Estaba pensando yo en las cárceles y me encuentro con esta maravillosa entrada. Marcela, se me ha puesto el vello de punta al leerlo, emocionada por las cosas que cuentas, cómo las cuentas y la profunda verdad que hay en tus palabras.

Un fuerte abrazo sin rejas.

Marcela dijo...

Itxaro, es una experiencia que hoy todavía me tiene de resaca.
Candela, estoy feliz por haber tenido oportunidad de conocer a esas mujeres ayer, las rejas son tremendas, te da qué pensar sobre el ser humano.

Calvin dijo...

Gracias por compartir la experiencia.

Lena de mar dijo...

buuuufff, me ha emocionado tu post!!! realmente es una experiencia estremecedora que nunca se olvida ir a dar una charla al centro penitenciario y de la que se sale totalmente removida. Yo hace muchísimos años fui para charlar sobre prevención de VIH y al ver los chabolos dónde dormían se me encogió el corazón... dura experiencia, pero muy, muy enriquecedora.

Habría que denunciar las condiciones en las que tienen que vivir, porque aunque estén privadas de libertad, no significa que tengan condiciones insalubres y de hacinamiento.

Marcelilla, te admiro profundamente, cada día más!!!

Besines y abracines salinos

guada dijo...

joer. me ha encantado este post, me encanta lo que transmites, vuelve y regalanos tu experiencia
besazos

M. dijo...

Ellas te daban lo único que tienen, y tú nos abres la ventana para compartir una realidad absolutamente blindada. La cárcel es para la mala gente, dicen, por eso el mundo va tan fantásticamente bien. La justicia es para todas y todos la misma, dicen, pero curiosamente la cárcel está llena de gente pobre.Pero estoy segura de que la justicia SÍ está ciega, definitivamente lo está.

BB (maría)

farala dijo...

qué bueno lo que cuentas, Marcela, seguro que les hiciste pasar un buen rato, ahora que estarán más trsites que el resto del año. Yo conocí una que podía ir a enseñar a la carcel y nunca se atrevió. yo la envidiaba mucho y quería ir. me alegro que tu lo hayas hecho!! quiero que cuentes más!

siempre anónima dijo...

Se nota que ese taller te ha cargado las pilas, has recibido toda la energía positiva que te han transmitido esas mujeres, es paradójico, pero quienes menos tienen suelen dar más.
Realmente. muy hermoso, gracias por compartir tu experiencia.

Begoña dijo...

Magnífica experiencia y grande la suerte de ellas al poder contar contigo.

Irreverens dijo...

¡Qué grande eres, Marcelilla!
:)

Un besazo y felices fiestas

Pena Mexicana dijo...

Gracias por compartir la experiencia Marcela. Quizá por venir de donde vengo tengo la idea de que en las cárceles no siempre están los delincuentes y que caer en un centro penitenciario difícilmente es una experiencia que haga algo por la reinsersión social, ojalá que hubiera más gente dispuesta a ver los matices de grises que hay en el mundo y no solamente el blanco y negro...

besos

cereza dijo...

Por motivos que no contaré aqui he tenido que visitar algunas carceles, y solo escribir la palabra me pone el vello de punta.
En lugares como esos que se suponen muy grises y muy oscuros las luces brillan mucho más y lo mejor de todo es que quien se atreve a encender alli una vela es quien primero y mas se beneficia de su luz, no se si me explico.

Anónimo dijo...

Me hubiese gustado mirar por un agujerito todo lo que habéis hecho allí. Las conversaciones, las miradas, la energía...todo.
Me hubiese gustado ser tu, y poder dar una de esas charlas sobre igualdad, que tannnto me gustan.

Marcela dijo...

Calvin, necesitaba compartirla.
Lenita, lo interesante sería que alguien hiciera un estudio serio sobre las condiciones en las cárceles, porque son lugares olvidados.
Guada, volveré, ahora estoy intentando que sea antes de fin de año.
Bruja, efectivamente la cárcel está llena de gente pobre.
Farla, contaré, porque estos días es casi mi único tema de conversación con todo el mundo, hubo tantas anécdotas que voy recordando ahora algunas.
Siempre, esa fue la impresión que recibí: quien menos tiene lo da todo, increíble.
Begoña, fue una suerte tremenda para mí, espero haberles transmitido algo, aunque solo fueran las risas.
Irre, pues te juro que allí me sentí muy pequeña.
Pena, yo tuve la idea de que no es tan difícil caer en una cárcel cuando la vida te ha tratado tan mal como a ellas.
Cereza, te explicas perfectamente, eso sentí yo, que se había luces entre barrotes.
Aunenpie, gracias por visitar mi blog, contaré más.

Juli Gan dijo...

Ostras, qué post! Si las mujeres en todos los aspectos de la vida estamos marginadas, en el mundo carcelario aún más. Para empezar, como la población reclusa femenina es menor, se concentran en pocas cárceles, muchas veces demasiado alejadas de la familia, porque muchas prisiones son sólo masculinas. Eso sólo para empezar. Gracias por traernos este post.