martes, enero 27

Pobreza lésbica

Tengo que contarlo porque todavía estoy a carcajada limpia cada vez que me acuerdo. Esta tarde, después de mis clases del insti tenía que viajar dos horas para dar una charla de dos horas y media y volver a casa. Vamos que un palizón del quince. Bien, pues resulta que en medio de la charla, que digo yo que sería el cansancio, me pongo a hablar sobre unas cuestiones de competencia lingüística y en vez de "pobreza léxica" digo "pobreza lésbica". No me di cuenta y seguí, a pesar de ciertas sonrisas y de una chica con la cara colorada como un tomate (que le debió de dar hasta vergüenza ajena). Sigo la charla y digo de nuevo "pobreza lésbica", así hasta que a la cuarta vez me doy cuenta de lo que llevo diciendo un rato largo.
Menos mal que no me corto ni con un cristal y que no me pongo colorada aunque esté pasando una vergüenza de morirme. Ni corta ni perezosa (es un decir, porque hoy algo corta andaba yo, que no perezosa), me salió del alma decir: "Bueno, se me ha colado un lésbica por ahí, pero eso es tema de otra charla, que hoy hablamos de bilbiotecas; otro día vuelvo y os cuento el tema de la pobreza lésbica, que no es bueno mezclar temas".
Y seguí tan ancha. Ahora eso sí, en el viaje de vuelta casi me da un jamacuco de la risa, y por cierto ¿en qué estaría yo pensando para decir eso? Ayyyyyyyyyyyyyyyy.

sábado, enero 17

Ni jarta gaseosa

Al leer mi post hoy al levantarme, me di cuenta de lo mal que me había explicado ayer. De ahí que ahora, me proponga explicarme mejor.
No es que yo quiera ser una mujer objeto, ajustada a los estándares de belleza de una sociedad patriarcal y androcéntrica en la que la tortura es parte de la sofisticación femenina, en absoluto.
Simplemente, quise buscar el concepto más alejado de "sencillez", o de "simpleza", depende de cómo se mire; y quise buscarlo porque el viernes me riñeron dos veces en el insti y no comprendí ninguna de las dos llamadas de atención. a veces, veo que las cosas son muy sencillas y que, sin embargo, se complican sin ningún sentido. Así que llegué a casa con la sensación de que mi supuesta sencilleza debía estar muy cerca de la simpleza y que por eso no entiendo las sofisticadas normas de un centro educativo.
Porque ¿es normal que si al tocar el timbre de terminar la clase me hacen preguntas, yo les deje con la palabra en la boca porque tengo otra clase o porque ya está esperando la siguiente profe en la puerta? ¿de verdad tengo que echar a correr a toque de timbre cuando una madre me está hablando de lo que ocurre en su casa y que afecta a mi alumno? ¿es tan grave que mi horario pueda ser algo flexible en ciertos casos? ¿no es más importante que el alumnado estaba enganchado con un tema y quería seguir con ello?
En fin, que he cambiado la foto, ya no quiero ser la señora del otro post, ahora me veo más bien como el gochín (cerdo) del dibujo: muy simple, haciendo equilibrios con la legalidad...y muy aprovechable, jajajaaa.

viernes, enero 16

Sofisticada

1. adj. Falta de naturalidad, afectadamente refinada.
2. adj. Elegante, refinada.
3. adj. Dicho de un sistema o de un mecanismo: Técnicamente complejo o avanzado.
Si hay algo que me define, creo, es la falta de sofisticación. En muchas ocasiones, digo que soy más simple que el rabo de un cerdo, pero hay días en los que hasta el rabo del cerdo me parece sofisticado para mí.
A pesar de ser profe de secundaria, soy muy primaria, busco difrutes sencillos, soy feliz descansando, procuro comer cuando tengo hambre y dormir cuando tengo sueño y mi horario lo permite, me salto normas y reglas e, incluso, a veces, soy algo ilegal.
Voy a mi bola, a lo mío y tanto es así que puedo ir para clase en mitad del recreo porque se me ha ocurrido que tengo que decirles algo urgentemente, sin esperar a que los timbres y la sociedad me marquen cuándo tengo que hablar con mi alumnado. Y prefiero llegar tardísimo a la clase siguiente porque estoy escuchando a una madre, que cortar lo que me dice porque tengo que cumplir las normas del centro.
Y todo esto me hace parecer original, pero no sofisticada. Creo que quiero ser sofisticada, muy sofisticada ¿o no?
Bueno, que quiero ser como la de la foto que os pongo, pero para mi desgracia ahora ya ni siquiera fumo, no tengo remedio, la sofisticación no es lo mío, seguiré como el rabo de un cerdo.

martes, enero 13

Va por Morgana


Va por ti, compañera, esa plaza es tuya. Un beso Morganita.

miércoles, enero 7

P... despertador

Mañana sonará y lo voy a odiar con todas mis fuerzas, luego, como a la media hora ya se me pasa el cabreo y empiezo a estar contenta por ver algunas compis, no muchas porque la gente es triste, y por escuchar a la chavalería contarme sus cuitas.
Pero ahora, pensando en mañana, sólo visualizo ese maldito despertador que suena como el mugido de una vaca.
Mañana será otro día, el primero de clase de este año, un año que se presenta sorprendente, como poco.
Así que os dejo con un cuentín, para que se haga el día más llevadero:


Había una vez una muchacha que le preguntó a un chico si se quería casar con ella. El chico dijo 'no'.Y la muchacha vivió feliz para siempre. Sin lavar para otro, sin cocinar para más gente, sin planchar para nadie, saliendo con sus amigas, tirándose al que le daba la gana, gastando su dinero en sí misma y sin trabajar para ninguno. FIN