domingo, abril 27

Dimes y diretes

Estos días me he encontrado con palabras (más bien palabros) muy originales que me han hecho ver lo lógico del lenguaje popular.
También me han hecho recordar a una vecina que tenía mi madre, siempre peinada con su cardado y con sus uñas de manicura, muy florida ella, con eso pechos tipo barra de bar altivos y enormes que se gastaban antes. Pues bien, la susodicha vecina tenía especial arte para trastocar todas las palabras y la más gorda fue cuando, tras una temporada a régimen, le soltó a mi madre en la puerta de casa: "Roge ¿no me dices nada? Si me he quedado como una sífilis". Y es que debe ser que no contenta con ser una sílfide, también agarró una tremenda enfermedad de transmisión sexual, digo yo.
Pues bien, estos días me encontré con un comentario en un foro que me recordó a la famosa vecina; el post del foro iba sobre un concejal que más que del siglo XXI parece del V a.C. y una forera dijo de él que era un "tabernícola", o sea, un cavernícola que está todo el día de bares, vamos que además de anclado en la antigüedad el tío chuma.
Además, marmarita me contó la nueva palabra de un alumno de la clase de T. (te lo robo marmarita, que sabes que ese alumno es mi preferido). Resulta que el niño, de 5 años, estaba contando a su maestra que su perrita había tenido cachorros y dijo: "Tuvo dos de manera natural, o sea por el útero, y tres por necesárea". Y qué razón tiene el niño, que la cesárea cuando se hace es por necesidad, o sea, es necesárea perdida.
Y lo que me fastidia es que me contó B. un anécdota con otro palabro y llevo dos días sin poder acordarme, en fin cosas del alemán este que me trae la cabeza loca (el alzheimer).

PD: sigo sacando la pluma a pasear, anda que no me gusta a mí ni nada lucir pluma.

martes, abril 22

Llorera

Menuda llorera que pillé anoche, y qué bien me vino. Después de unos días de mucha tensión, con la ansiedad rondándome de cerca, me dio anoche por llorar, y venga a llorar, y lágrima va y lágrima viene y que no paraba y que me encontraba genial y que me calmaba pero aún me quedaba algo dentro y volvía de nuevo a la llorera tremenda.
Eché de menos a mi madre y lloré aún más, me acordé de las pocas veces que era cariñosa y la necesité conmigo.
Y de tanto llorar y llorar, se me hizo tardísimo y dormí poco esta noche, claro. Pero eso sí, quedé relajada, plena, feliz, descansada, respirando, sin peso en el pecho, con aire en los pulmones, los ojos llorosos y la sonrisa puesta...y así me dormí.
Me quedé con la tranquilidad que desprende la foto que os ofrezco (la pluma no es de anoche, es de nacimiento).

lunes, abril 14

Mi ciudad

Mi ciudad es la mejor, me siento querida, admitida, incluso diría yo que hasta me siento homenajeada en cierto modo; creo que me tiene en cuenta, que sabe que estoy aquí, que me ve, que me reconoce y que no sólo me acepta, sino que me quiere ¿por qué será que me siento así con mi ciudad?

jueves, abril 10

lunes, abril 7

Lunes

Sin palabras

viernes, abril 4

Una anécdota (que me salve de enseñarme)

Siempre he ido a trabajar con alegría, he tenido la suerte de haber conseguido ser lo que siempre quise y trabajar con verdaderas ganas. Son ya diecinueve años de experiencia y sólo este año me veo fuera de lugar, en un sitio que no es el mío y donde no me río nada.
Bueno, nada no, casi nada, pero algo de vez en cuando sí. Como cuando pasó lo que os cuento a continuación. No me pasó a mí, sino a una compañera de zona. Ella llamó a un cole y la conversación fue más o menos así:
- Hola, mire la llamo desde...y quería hablar con la directora.
- Sí, dígame, soy yo.
A mi compañera no le suena la voz de la directora, con la que había hablado el día anterior e insiste:
- Ah ¿es usted la directora? Es que necesito unos datos y sólo puedo hablar con la directora...
- Sí, sí, dígame, soy yo la directora.
- Bueno, esto...para empezar...podría decirme su segundo apellido, que es que no tengo los datos completos...
- Bueno, es que...es que...no me lo sé de memoria.