lunes, septiembre 26

Boicoteada



En el blog de Jirafilla me dice bloguer que no tengo acceso a comentar. En el blog de Verticana solo puedo firmar como "anónimo" (ni siquiera como "anónima"). Y hay alguno más en los que tengo problemas.

Mecagüenbloguer ¿estoy siendo boicoteada o es mi portátil? ¿estoy haciendo algo mal o hay una conspiración cibernética contra Marcela?

Pues no podrán conmigo, seguiré comentando porque me encantan vuestros blogs, porque aprendo, porque es como visitar a las amigas, porque me ponen al día, porque las mujeres ocupamos poco espacio en el mundo de la red como para no seguir con ellos.

Por eso, chicas, desde aquí os lo digo: la próxima que cierre su blog se las verá conmigo.

Vaya, empecé a quejarme de una conspiración y acabo de echar una bronca a las blogueras huidas, cómo se nota que soy profe, siempre acabamos echando la bronca por algo, ayyyy.

Como Anónima, como Marcela, o como el Obispo de Mondoñedo seguiré visitando vuestras "casas" y comentando la vida.

martes, septiembre 13

Empieza el movimiento

Primero me daba vértigo la posibilidad de que no me saliera nada y me quedara inmóvil este curso. Ahora me da algo de vértigo todo lo que está surgiendo.

Tengo por delante dos meses y medio de movimiento, de viajes y de actividades, más otras cosillas que parece que surgen y que me mueven el cerebro como una centrifugadora.

La ruta a seguir aun no la tengo clara, no he podido, todavía, ordenar mi gps interior, pero sé que no me voy a perder.

Sin orden alguno: Bilbao, Huelva, Avilés, Pamplona, Málaga, Sevilla, Granada, Avilés, Santander,...

Tantos sitios, tanta diversidad, me da una vidilla tremenda y unas fuerzas para lo mío y para regalar. Estoy a tope, soy consciente de que todo ha empezado a moverse y no pienso oponer resistencia alguna, iré viviendo cada día y así me aseguraré de llegar a alguna parte.

Voy de bolos, con poca maleta (muy poca), con muchas ganas, con todo por delante. Otra vez, y van muchas, empiezo una nueva vida, qué gozada.

Y entre tanta vorágine, sé que lo único importante es seguir construyendo. A eso me voy a dedicar plenamente y, para eso, necesito el cariño de mi gente. Esa gente que siempre me anima a lanzarme a todas las piscinas que encuentro a mi paso, haga frío o calor. Y yo, como confío a tope en mi gente, pues me lanzo, qué leches (qué leches me he dado a veces).

Desde aquí os lo digo: ciclón Marcela está calentando motores.

jueves, septiembre 8

Ayyyyyyy

¿Es posible que me vaya tan bien la vida???????


domingo, septiembre 4

La hucha

Me he comprado una hucha en los chinos (uy, cuánta "ch"). La puse en casa, eché un par de monedas para ver cómo suenan cuando caen y ahora ya me sobra.
Nunca fui de ahorrar, vivo con lo que tengo, unas veces con bastante, otras con mucho y otras a dos velas. Recuerdo un verano que a pesar de haber cobrado el sueldo y la extra a finales de junio, el día 19 de julio el cajero me hizo pedorretas y tuve que volver a casa a comer macarrones durante el resto del mes.
Me gusta compartir lo que tengo con la gente a la que quiero, considero que quien más tiene es quien más tiene que pagar. Las huchas siempre me aburrieron un montón: tan cerradas, tan en sí mismas, tan misteriosas, tan silenciosas.
Mi hermana pequeña siempre fue una ahorradora tremenda, siempre tenía hucha y conseguía llenarla. Nunca llené una hucha en mi vida, lo mismo que nunca terminé la tinta de un boli en mi vida o desgasté una goma hasta el final. Pues bien, cuando éramos adolescentes, descubrí para qué servía la hucha de mi hermana: para saquearla con un cuchillo y mucho cuidado. Pero eso sí, nunca robé, eran préstamos y yo ponía mucho cuidado en dejarle notitas dentro de la hucha: "te cogí 25 pesetas", "vale por 10 pesetas", "Si te faltan veinte duros es porque yo los necesitaba".
La cara de mi hermana era todo un poema cuando abría su hucha y, entre tanta moneda, aparecían, brillantes, aquellos papelitos de las deudas (pobre, por entonces ella no sabía aún lo que era la prima de riesgo, ni la prima de nadie, ni que en realidad yo tendría que, tarde o temprano, sacar deuda pública para refinanciarme). La recuerdo quejándose y llamándome de casi todo, mientras mi madre me reñía y mi padre nos miraba con una sonrisa preciosa.
Nunca tuve cariño al dinero, pasé temporadas de no tenerlo y seguí viviendo con algo de picardía y muchas suerte. Siempre encontré la forma de tener lo suficiente para ser independiente.
Ahora miro mi hucha y me viene a la cabeza la tontería que le puse a mi hermana una vez que le "pedí prestado" y me dio la vena poética: "tanto ahorrar, tanto dinero, para no saber si comprar una gorra o un sombrero".
Creo que abriré ya mi hucha, la paciencia nunca fue mi fuerte y creo que a estas alturas ya ahorré , al menos, euro y medio, no está mal. Con el dineral que encuentre dentro, invitaré a mi gente a ser feliz y pagaré mis deudas de amor.
Qué importante es tener dinero para vivir y ser independiente, para ser libre. Agradezco a la vida lo que tengo, pero no pienso atarme a ello y acabar dependiendo de esa frase tan asquerosa como: "Tanto tienes, tanto vales". No quiero ahorrarme nada en la vida por no arriesgar.
Ah, pero no me pidais préstamos, que euro y medio no da para mucho.
PD: Y ahora que lo leo, este post me parece una pijada, pero como ya está escrito prefiero ahorrarme el borrarlo.