La Historia de la Humanidad ha sido contada, por lo general, en masculino; de hecho, se suele hablar de la Historia del Hombre para referirse a toda la humanidad. Ha sido una historia de guerras, poder, conquistas, invasiones, padres de la patria, etc.
Hace ya unos cuantos años que mujeres del ámbito de la Universidad han decidido contar la historia también en femenino y, gracias a ellas, podemos descubrir a mujeres que, a pesar de su valía, han sido completamente silenciadas en la historia de los libros de texto.
Por ello, os proponemos un pequeño viaje mental, un recorrido por la historia de la Humanidad tomando como protagonistas a las mujeres ¿nos acompañáis?
Empezamos el viaje por nuestros orígenes, hace ya tantos miles de años que nuestra mente no es capaz de hacerse una idea del tiempo en que hablamos. Bien, digamos que nos vamos a la Prehistoria: vemos cuevas, animales inmensos y peligrosos por los alrededores de esos poblados iniciales, fuegos encendidos en las cuevas que nos invitan a acercarnos y a escuchar cómo las mujeres se han dado cuenta de que los frutos que recolectaban no eran los mismos dependiendo de la época del año, de hecho se han hecho conscientes de que dentro de los frutos están las semillas que hacen que renazcan nuevos alimentos y, de esta forma, han llegado a experimentar sembrando dichas semillas; ellas no lo saben, pero han descubierto ¡¡¡¡la agricultura!!!!
Salimos de la Prehistoria y arcamos en nuestro especial mapa del tiempo: la Antigua Grecia, una de las civilizaciones que más han marcado al occidente de Europa, la época de Aristóteles, de Sócrates, de Pitágoras, de Arquímedes…Eh, un momento, algo falla ¿no hay mujeres en la Antigua Grecia? Caramba qué fácil es dejarse llevar por los libros que hemos estudiado, hasta se nos había olvidado el objetivo de nuestro viaje: hacer visibles a las mujeres en la historia. Recuperamos, pues, nuestro viaje y encontramos a Hipatia, a Safo, a María la Griega…qué curioso que nos hayamos olvidado de María la Griega cuando la nombramos tantas veces en nuestra vida cotidiana, porque María la Griega fue una excelente química de la antigüedad que descubrió cómo el agua caliente variaba la composición de los elementos, así nació ¡¡¡¡el baño María!!!!
Aún no salimos de nuestro asombro cuando nos vemos de lleno en la Edad Media, saludamos de lejos a Isabel La Católica, una de las mujeres con más poder a lo largo de toda la Historia, también dentro de la Edad Media conocemos otras reinas; pero decidimos pararnos a charlar con Cristhine de Pizan, qué interesante todo lo que nos pueda contar esta mujer culta perteneciente a la nobleza, de hecho ella fue la primera persona que podemos considerar como urbanista, escribió un tratado que se llama La ciudad de las mujeres, en el que abogaba, ya entonces, por unas ciudades más humanas y más transitables, una adelantada que nos enseñará, a su vez, lo que es ser objeto de burla por el simple hecho de ser mujer.
De todas maneras, la Edad Media no nos gusta mucho, es muy triste y duro ver cómo la Inquisición mató a tantas mujeres porque eran sabias; es doloroso comprobar que la Iglesia y el Estado se unieron para terminar con aquellas mujeres que conocían las plantas medicinales y curaban gracias a su conocimiento y sabiduría; la Edad Media nos hace solidarizarnos con tantas mujeres asesinadas y todas queremos ser algo “brujas” para defender nuestro derecho al conocimiento y a la ciencia.
Nos vamos de la Edad Media con cierto regusto amargo y nos encontramos con una indestructible Sor Juana Inés de la Cruz que nos alegra con sus poemas a favor de la educación de las mujeres y nos muestra que el Renacimiento trae nuevos aires.
Se nos ha hecho algo tarde, así que damos un gran salto en el tiempo y nos plantamos casi sin saberlo en la Revolución Francesa; caray qué jaleo, qué ruido, cuántas asambleas ¿quién es aquella mujer que toma la palabra con tanta determinación? Ah, es Olimpia de Gouges, una de las madres de la Revolución. La mujer que se dio cuenta de que en la Carta de Derechos de los Ciudadanos no estaban incluidas las mujeres y, ni corta ni perezosa, redactó la Carta de Derechos de las Ciudadanas. Qué mujer tan valiosa, qué buena oradora, qué buena política…qué pena que sus compañeros de Revolución acabaron guillotinándola, quizá no pudieron soportar que pidiera los mismos derechos para mujeres y hombres.
Nos vamos corriendo al S. XIX, vamos con prisas a pesar de que nos interesa cada historia que encontramos. Conocemos aquí a doña Emilia Pardo Bazán hablando en público a favor del acceso de las mujeres a la educación en igualdad; vemos a María Goyri siendo la primera universitaria española y comprobamos que algo está cambiando, que las mujeres empiezan a tener más peso en la vida pública; pero todavía escuchamos insultos y vemos agresiones ante la igualdad.
En un suspiro llegamos a la República española y nos encontramos con el derecho al voto para la mujer en España, asistimos a largos debates entre una generación de políticas que quita el hipo: Margarita Nelken, Clara Campoamor, Lucía Sánchez Saornil, María Teresa León, Dolores Ibárruri, y tantas otras que lucharon por la igualdad de mujeres y hombres y por una España democrática.
Y aparecen en escena las feministas y nos lanzan de lleno a la lucha por la igualdad, nos ponen a las mujeres en primera línea y nos hacen visibles; recorremos con ellas los temas que antes nunca se trataron: sexualidad, autonomía, independencia, relaciones afectivas en igualdad, futuro profesional para las niñas, etc.
El viaje nos está llevando un tiempo más largo del que pensábamos; claro, es que son muchas las mujeres olvidadas por la historia en los libros de texto, son tantas que sabemos que haremos muchos viajes más para buscarlas a todas, para rescatarlas del olvido, para hacer oír sus nombres y sus mensajes. Ya no hay vuelta atrás y la Historia de la Humanidad debe escribirse en femenino y en masculino, nunca más olvidaremos que las mujeres hemos tenido un papel muy importante en la Historia y, sobre todo, no lo olvidaremos porque nuestras hijas e hijos tienen derecho a saberlo y a estudiar una historia que refleje a toda la sociedad y no sólo a una parte.
Hace ya unos cuantos años que mujeres del ámbito de la Universidad han decidido contar la historia también en femenino y, gracias a ellas, podemos descubrir a mujeres que, a pesar de su valía, han sido completamente silenciadas en la historia de los libros de texto.
Por ello, os proponemos un pequeño viaje mental, un recorrido por la historia de la Humanidad tomando como protagonistas a las mujeres ¿nos acompañáis?
Empezamos el viaje por nuestros orígenes, hace ya tantos miles de años que nuestra mente no es capaz de hacerse una idea del tiempo en que hablamos. Bien, digamos que nos vamos a la Prehistoria: vemos cuevas, animales inmensos y peligrosos por los alrededores de esos poblados iniciales, fuegos encendidos en las cuevas que nos invitan a acercarnos y a escuchar cómo las mujeres se han dado cuenta de que los frutos que recolectaban no eran los mismos dependiendo de la época del año, de hecho se han hecho conscientes de que dentro de los frutos están las semillas que hacen que renazcan nuevos alimentos y, de esta forma, han llegado a experimentar sembrando dichas semillas; ellas no lo saben, pero han descubierto ¡¡¡¡la agricultura!!!!
Salimos de la Prehistoria y arcamos en nuestro especial mapa del tiempo: la Antigua Grecia, una de las civilizaciones que más han marcado al occidente de Europa, la época de Aristóteles, de Sócrates, de Pitágoras, de Arquímedes…Eh, un momento, algo falla ¿no hay mujeres en la Antigua Grecia? Caramba qué fácil es dejarse llevar por los libros que hemos estudiado, hasta se nos había olvidado el objetivo de nuestro viaje: hacer visibles a las mujeres en la historia. Recuperamos, pues, nuestro viaje y encontramos a Hipatia, a Safo, a María la Griega…qué curioso que nos hayamos olvidado de María la Griega cuando la nombramos tantas veces en nuestra vida cotidiana, porque María la Griega fue una excelente química de la antigüedad que descubrió cómo el agua caliente variaba la composición de los elementos, así nació ¡¡¡¡el baño María!!!!
Aún no salimos de nuestro asombro cuando nos vemos de lleno en la Edad Media, saludamos de lejos a Isabel La Católica, una de las mujeres con más poder a lo largo de toda la Historia, también dentro de la Edad Media conocemos otras reinas; pero decidimos pararnos a charlar con Cristhine de Pizan, qué interesante todo lo que nos pueda contar esta mujer culta perteneciente a la nobleza, de hecho ella fue la primera persona que podemos considerar como urbanista, escribió un tratado que se llama La ciudad de las mujeres, en el que abogaba, ya entonces, por unas ciudades más humanas y más transitables, una adelantada que nos enseñará, a su vez, lo que es ser objeto de burla por el simple hecho de ser mujer.
De todas maneras, la Edad Media no nos gusta mucho, es muy triste y duro ver cómo la Inquisición mató a tantas mujeres porque eran sabias; es doloroso comprobar que la Iglesia y el Estado se unieron para terminar con aquellas mujeres que conocían las plantas medicinales y curaban gracias a su conocimiento y sabiduría; la Edad Media nos hace solidarizarnos con tantas mujeres asesinadas y todas queremos ser algo “brujas” para defender nuestro derecho al conocimiento y a la ciencia.
Nos vamos de la Edad Media con cierto regusto amargo y nos encontramos con una indestructible Sor Juana Inés de la Cruz que nos alegra con sus poemas a favor de la educación de las mujeres y nos muestra que el Renacimiento trae nuevos aires.
Se nos ha hecho algo tarde, así que damos un gran salto en el tiempo y nos plantamos casi sin saberlo en la Revolución Francesa; caray qué jaleo, qué ruido, cuántas asambleas ¿quién es aquella mujer que toma la palabra con tanta determinación? Ah, es Olimpia de Gouges, una de las madres de la Revolución. La mujer que se dio cuenta de que en la Carta de Derechos de los Ciudadanos no estaban incluidas las mujeres y, ni corta ni perezosa, redactó la Carta de Derechos de las Ciudadanas. Qué mujer tan valiosa, qué buena oradora, qué buena política…qué pena que sus compañeros de Revolución acabaron guillotinándola, quizá no pudieron soportar que pidiera los mismos derechos para mujeres y hombres.
Nos vamos corriendo al S. XIX, vamos con prisas a pesar de que nos interesa cada historia que encontramos. Conocemos aquí a doña Emilia Pardo Bazán hablando en público a favor del acceso de las mujeres a la educación en igualdad; vemos a María Goyri siendo la primera universitaria española y comprobamos que algo está cambiando, que las mujeres empiezan a tener más peso en la vida pública; pero todavía escuchamos insultos y vemos agresiones ante la igualdad.
En un suspiro llegamos a la República española y nos encontramos con el derecho al voto para la mujer en España, asistimos a largos debates entre una generación de políticas que quita el hipo: Margarita Nelken, Clara Campoamor, Lucía Sánchez Saornil, María Teresa León, Dolores Ibárruri, y tantas otras que lucharon por la igualdad de mujeres y hombres y por una España democrática.
Y aparecen en escena las feministas y nos lanzan de lleno a la lucha por la igualdad, nos ponen a las mujeres en primera línea y nos hacen visibles; recorremos con ellas los temas que antes nunca se trataron: sexualidad, autonomía, independencia, relaciones afectivas en igualdad, futuro profesional para las niñas, etc.
El viaje nos está llevando un tiempo más largo del que pensábamos; claro, es que son muchas las mujeres olvidadas por la historia en los libros de texto, son tantas que sabemos que haremos muchos viajes más para buscarlas a todas, para rescatarlas del olvido, para hacer oír sus nombres y sus mensajes. Ya no hay vuelta atrás y la Historia de la Humanidad debe escribirse en femenino y en masculino, nunca más olvidaremos que las mujeres hemos tenido un papel muy importante en la Historia y, sobre todo, no lo olvidaremos porque nuestras hijas e hijos tienen derecho a saberlo y a estudiar una historia que refleje a toda la sociedad y no sólo a una parte.
2 comentarios:
hermoso.....
la His_tory, la historía de él...
Tal vez hay que reacer la tipología...
saludos!
Pues sí, recuperemos a las mujeres en la Her_tory, a ver si de una vez hacemos una verdadera y justa We-tory.
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