Espero impaciente el verte, a través de cientos de kilómetros de cables informáticos, por encima del Word y del Excel, en medio de mi PC. Te miro en la distancia y veo tu cuerpo, moreno, suave, llamativo. Intento tocarte en la pantalla, y a pesar del espacio que media entre tú y yo, te siento cálida, húmeda, inquietante. Tecleo tu nombre, te llamo con las letras. Beso cada chip de tu hermoso cuerpo. Tu amante cibernética te espera en la distancia, cercana, ansiosa, paciente. Una pócima mágica llena mi ordenador, guardo tus caricias en el disco, edito tus besos cada hora, formateo tu cuerpo en mi memoria. Abro mis ventanas en cascada, permito que tu email entre en mí, no quiero usar contigo un antivirus, quiero resetear y que estés ahí.
Tu amante cibernética.
Tu amante cibernética.
4 comentarios:
¡Hostia!, y yo, creyendo que te afanabas en ese importantísimo documento. ¡Seré inocente!
jajajjajaaaaaaaa. Mármara, la vida es así, maja.
Me gusta mucho ese texto (creo que ya te lo he dicho alguna vez), y bueno, bueno... La foto es ¡¡¡ genial !!!
Por cierto..la señora de la derecha ¿no es enorme????
Saludos Marcela.
Pues a veces,incluso pasa.
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