domingo, abril 24

Ataques a la iglesia

L@s católic@s más reaccionarios han encontrado un "perfecto" argumento para hacerse las víctimas: "Están atacando al catolicismo, esta sociedad atenta contra las creencias católicas". Y yo, pensando un poco (muy poco, la verdad), encuentro un montón de argumentos para taparles la boca (la pena es que el gobierno no solo no les contesta, sino que les hace el juego):

1- Esta sociedad no les ha exigido que pidan perdón, eso al menos, por estar al lado del dictador y de sus asesinatos.

2- Tiene colegios con ánimo de lucro que les financiamos entre tod@s.

3- Sus locales son sagrados, están por encima hasta de la libertad de expresión (¿por qué no hay ruegos y preguntas en las misas?).

4- Son ilegales en su discriminación sobre las personas homosexuales.

5- Cortan las calles de las ciudades con sus ritos y nadie dice nada.

6- Sus fiestas son tan intocables que toda la sociedad se mueve por sus intereses (Navidad, Semana Santa, San Tal, Santa Cual...)

7- Apoyan a ciertos partidos de derechas, sin tener en cuenta a todos sus creyentes.

8- Se dan el lujo de discriminar a las mujeres, son anticonstitucionales.

9- Nadie les exige que luchen contra la violencia contra las mujeres, de hecho sus obras principales fomentan dicha lacra.

10- Tocan las campanas de sus locales y despiertan a todo el barrio con impunidad.

11- Pueden ser pedófilos y no sentarse en un banquillo de los juzgados.

12- Etc. ¿se te ocurre algo más?









domingo, abril 17

Me arriesgo

Creo que nunca he sido especialmente valiente, aunque es cierto que alguna que otra vez me he arriesgado: con relaciones (una y otra vez, prefiero tirarme a la piscina que esperar desde la orilla), con trabajo (la primera vez que decidí dar un curso a profes), con comentarios (en cada una de mis charlas, no me gusta cortarme), con viajes (casi sin saber a dónde iba ni a qué).
Pero, en el fondo, no debo ser muy valiente cuando me hice funcionaria.

Llevo ya un tiempo pensando en arriesgar durante todo un curso , y creo que ya lo tengo decidido. Si no lo hago ahora puede que no lo haga nunca y este es mi mejor momento.

Sí, chicas, parece que al fin lo tengo claro: me pediré un permiso de todo un curso para dedicarme en exclusiva a la formación.

Ahora sabré lo que es el vértigo de "me llaman, no me llaman".

Bueno, en caso de que no me llamen para el trabajo yo sé que habrá mucha gente que me llame para darme ánimos y eso ya es mucho en la vida.

A por ello, Marcelilla, ahora o nunca.

PD: si alguna que me lee tiene que llamar a alguien para una charla, que se acuerde de mí, por las diosas, charlo de lo que sea, aunque sea del alicatado de las paredes (coño, voy a parecer uno de esos charlatanes de la radio, que de nada saben y de todo hablan). Espero no quedarme tan colgada como la de la foto.


domingo, abril 3

Las flores

Hola, mami, hoy tengo que contarte algo que me pasó. Resulta que ayer fuimos a la casa de León, a tu casa, porque queremos venderla. Espera, no pongas esa mala cara, que la queremos vender porque es excesivamente tuya y si no estás tú ya no tiene alma y estamos fuera de lugar allí. Pues bien, como siempre fui a dar una ronda por donde tú plantabas tus flores; pensé que estaría todo yermo, al fin y al cabo hace cuatro años ya que nadie siembra nada, pero me equivoqué porque la primavera me sorprendió haciendo florecer muchas de las cosas que tú plantaste.
Fui consciente de que, de alguna manera, tú seguías por allí y corté algunas para ponerlas en mi casa.

Pero ya sabes, mami, mis despistes no se curan y se me olvidaron toda la noche en el coche. Hoy, al ir a ver a papá, vi las flores en el coche y comprendí que, aunque alguien lo achaque a mis descuidos, esas flores no habían querido subir a mi casa, sino que tenían claro cuál era su sitio. Así que fui a verte al cementario y te las puse, qué guapas quedaron allí, cómo se nota que tenían que estar contigo.

Y salí del cementerio con sentimientos encontrados: la desesperanza de no volver a verte y la satisfacción de saber que, a pesar de tu ausencia, sigues dándonos lecciones.

Te vi, mami, con el dedo apuntándome mientras me decías muy seria: "Ten cuidado, Marcela, ten cuidado con lo que haces en la vida, cuida mucho lo que siembras, porque lo que siembras un día sigue creciendo aunque tú ya no estés".

Bueno, mami, era esta tontería lo que quería contarte y, ya que estamos tan floridas, te dejo algunas fotos que tanto te gustaba que hiciera de tus flores, son las de aquel día que después de caer un chaparrón salió un sol perfecto ¿te acuerdas?