sábado, enero 20

AY, LOS INTERNADOS

¡Cuántos de estos libros me zampé yo en mis tiempos preadolescentes! Tantos que hasta me parecía normal comer pastel de jengibre, cuando nunca supe ni siquiera lo que era el jengibre, y nuestra merienda consistía en un cacho de pan con chocolate.

Estos internados eran el colmo del referente lésbico: sólo aparecían mujeres en los papeles principales (algún chófer, algún padre en segundo plano, un jardinero, incluso unos bomberos, pero nada de relevancia), todas las relaciones eran femeninas y, ni siquiera, las profesoras tenían relación heterosexual reconocida, ayyyy los internados.

Lo que más gracia me hace es que yo, que llevaba una vida en el otro extremo, me veía perfectamente reflejada en aquellos libros; o sea, que la Marcela de colegio público, de familia numerosa que las pasaba mal para llegar a fin de mes, la de jugar a la goma o al fútbol en la calle del barrio, se veía identificada con las niñas ricas inglesas, que merendaban jengibre, tenían baúl para ir al cole y jugaban al lacrose. Joer, cuánto me gustaba el lacrose y no sabía ni lo que era.

Pero una cosa estaba clara, en estos libros aparecían muchísimas chicas que dormían juntas y ya está, eso ya lo dice todo para que sean un referente para las lesbianas que ya tenemos unos años y que no "veíamos" a nuestras iguales por ningún lado.

En otros post tocará hablar de otro tipo de libros, porque supongo que muchas os acordaréis de Martín Vigil ¿no? "Primer amor, primer dolor", "La vida sale al encuentro", etc... ¿Cómo hemos podido sobrevivir? Esa es la pregunta del millón.



9 comentarios:

Morgana dijo...

Acabo de recordar otra cosa de mí... Mis padres me educaron con las menores referencias religiosas posibles y, sin embargo, yo quería ir a un colegio de monjas!!! jajajajajaa lo entendí, me entendí, muchos años más tarde. Y es por ésto que escribes: me atraía muchísimo la idea de un universo únicamente femenino. Yo iba al público y me gustaba mucho perooooo envidiaba aquellas "afortunadas". En fin...

No lo leí entonces pero lo leeré ahora. Ya te contaré que tal mi Torres de Malory a destiempo. Besos!!!

Marcela dijo...

Morgana, léelos con mucho cariño porque hoy en día no superan una mínima mirada crítica, jajajaaaa.
Nos reímos, pero era duro no encontrar referencias de lesbianas en las que mirarnos y en las que ver que "lo nuestro" no era ni raro, ni feo, ni contra nada, qué tiempos.

Anónimo dijo...

"Lo que más gracia me hace es que yo, que llevaba una vida en el otro extremo, me veía perfectamente reflejada en aquellos libros; o sea, que la Marcela de colegio público, de familia numerosa que las pasaba mal para llegar a fin de mes, la de jugar a la goma o al fútbol en la calle del barrio, se veía identificada con las niñas ricas inglesas, que merendaban jengibre, tenían baúl para ir al cole y jugaban al lacrose. Joer, cuánto me gustaba el lacrose y no sabía ni lo que era."

Si en lugar de Marcela (¿por qué Marcela?) se leyese Yur, podría haberlo escrito yo perfectamente...

Gracias por revivir escribiendo o escribir reviviendo aquella tarde noche en el Zulito.

Cuídese!

Anónimo dijo...

Olvidé dejar mi rastro...

La Maldita dijo...

Pues sí que es cierto, yo también recuerdo que mucho me gustaban esos libros, universos femeninos donde ellas lo hacían todo. Tenían independencia, eran divertidas, inteligentes, resolvían casos de lo más complicados...leyendo ese tipo de libros creo que cualquier chica tiene una pequeña gay en su interior, jajaja.
Bicos!!

Mármara dijo...

En serio te lo dico, Marcelilla, no sé si buscar muchacha o ponerme a servir.
¡Martín Vigil! Todititos, los he leído, todititos. Y los conservo. Y el "Diario de Ana Mª" y "El diario de Daniel"... ¡Santo Cristo de la Agonía, qué horror!
Verdaderamente, ¿cómo habremos sobrevivido? Yo, a duras penas, lo confieso.

Marcela dijo...

Es verdad, Yur,estos post surgen de una tarde-noche de charla distendida y agradable en el Zulito. Me encantó aquel momento. Lo de marcela es por el personaje del Quijote, la que dijo ya que aquellos tiempos: "Yo nací libre".
Canija, es que leyendo y sin leer, todas llevamos una lesbianilla dentro, jajajajaaaa.
mármara, hemos sobrevivido gracias a crear nuestros propios mundos dentro del que existe, a charlas con las amigas, a espacios de libertad donde besarte o acurrucarte sin problemas; nos hemos construído la supervivencia como jabatas.

Athenea Escritora dijo...

Holaaaaa !!!

Gracias por tu visita. Estoy leyendo tu blog y antes que nada, felicidades por tu blog-aniversario. Respecto a Heidi y Clarita, estamos claras que la sra. Rotenmeier actuaba así por puros celos, nada más... jajajaja.

Un abrazo,



Athenea.

Anónimo dijo...

tienes un email :)
y un beso:
MUUUUAKKKKSS!!!