viernes, enero 27

NOSOTRAS
Es la misma mesa, esa mesa fría, mediocre y enorme que día a día me acompaña.
Es la misma música, esa música recogida durante años en espera de una noche especial.
Son las mismas estrellas, esas estrellas blancas, relucientes y distantes que observan mis devenires.
Es la misma alfombra, esa alfombra que sólo siente la suela lisa de unas simples zapatillas.
Soy yo misma, yo que me peleo con algo interno y que lucho por mantener lo que no entiendo.
Pero no, hoy no.
Hoy la mesa cobra vida bajo brazos calientes, se encarna en compañía con alma, recoge el acercamiento y esparce buenos presagios.
Hoy la música al fin suena, con su verdadero sonido, inunda cuerpos reposados en la algazara vital y nos eleva a estadios desconocidos.
Hoy las estrellas se han colado dentro, dando luz y calor a un techo cobijante y espacioso donde las palabras se graban para siempre.
Hoy la alfombra es un lecho de pétalos, envuelve gestos, sonrisas, letras, trazos, palpita bajo la vida.
Y yo, yo me libro de ese caparazón innato, me emborracho de sensaciones y me dejo llevar por unos sentimientos cálidos y acogedores.
Y es que hoy no es una noche cualquiera, hoy es el momento mágico en que tú y yo somos nosotras.

6 comentarios:

Mármara dijo...

De verdad, qué sentimiento, qué ternura, qué...
Si no te conociera, incluso podría decir que lo encuentro pelín... ¿blandengue?

Anónimo dijo...

¡¡¡ Qué bonitoooooooooo !!!

Esto...¿te he dicho alguna vez que me encanta como escribes? ;-)

Más...

Marcela dijo...

Mármara, yo soy pelíiiiin balndengue, jajajajaja.
Lía qué bien que te haya gustado el texto, me alegra.

Mármara dijo...

Pues, quién lo diría, compañera (del metal).

Anónimo dijo...

De la abundancia del corazón, habla la boca.

Un beso,

Mercedes

Anónimo dijo...

De la abundancia del corazón, habla la boca.

Un beso,

Mercedes