¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO?
Nueve de cada diez mujeres cambiarían al menos un aspecto de su físico, sobre todo el peso.
Dos de cada tres renuncian a ir a la playa, comprar ropa o hacer ejercicio por no sentirse a gusto con su imagen.
Estrella Digital/Efe Madrid
El 88 por ciento de las mujeres adultas (entre 18 y los 64 años de edad) y el 92 por ciento de las adolescentes (entre 15 y 17 años de edad) quieren cambiar al menos un aspecto de su físico, sobre todo su peso corporal, según un estudio internacional de la marca de cosmética Dove. Además, el estudio 'Superando los estereotipos de belleza para las generaciones actuales y futuras', realizado a 3.300 mujeres de 15 a 64 años, ha revelado que dos de cada tres mujeres (64%) y el 72% de las adolescentes llegan a evitar ciertas actividades cuando no se sienten a gusto con su aspecto. Entre estas ocupaciones, se encuentran aquéllas en las que se requiere mostrar el cuerpo, como ir a la playa, comprar ropa o hacer ejercicio físico, aunque esta actitud también afecta a actividades cotidianas como expresar sus propias opiniones (20% de las adolescentes), asistir a clase (16% de las adolescentes) o incluso visitar al médico (13% de todas las mujeres de entre 15 y 64 años). Además, el 14% de las mujeres y el 19% de las adolescentes muestran niveles bajos de autoestima, el 9% de las mujeres y el 13% de las adolescentes desconocen que padecen un desorden alimenticio, y una de cada cuatro mujeres y adolescentes reconocen que se someterían a una intervención de cirugía plástica. En este sentido, la doctora Susie Orbach, miembro del Departamento de Sociología de la Escuela de Economía de Londres y colaboradora del estudio internacional Dove, opina que los resultados "son alarmantes".
7 comentarios:
Mujer... pues yo debo estar entre esas nueve que cambiarían algo, concretamente el peso, digamos que me cambiaría por mí misma pero con siete kilos menos: sí, creo eso sería suficiente, jajaaa.
Desde luego no soy la mujer diez, jajaaaa, y además soy un pelín quejica, y que si esto o que si lo otro... ya ando pensando en mis michelines de cara al verano, admito que sí, que no me encuentro perfectamente a gusto con todo mi yo, aunque cambiar cambiar... lo que se dice cambiar... estoy tan acostumbrada a mí... tantos años ya conmigo...
Pero, que bueno, espero que lo mío no sea muy alarmante.
Por otra parte, Marcela, las estadísticas nunca me convencen de nada, no les tengo confianza.
(Uy, qué rollo que he echado!!)
Mil besos
Yo ahora mismo tampoco estoy de acuerdo con mi peso; es más, estoy a dieta relativa (digo relativa porque hambre no pienso pasar). Cuando dejé de fumar engordé y la presión fue muy fuerte; gente que casi ni conoces se da el "gustazo" de decirte continuamente lo que has engordado; nunca había sufrido tanta presión social. Es increíble.
Creo que a la pregunta: ¿cambiarías algo de tu aspecto físico?... cualquiera, hombre o mujer (salvo narcisismos, que imagino que existirán) contestamos que sí. Si total, por pedir...
Me temo que esta estadística no es significativa.
Otra cosa es tomarse tan en serio la cuestión como para estar dispuesta a pasar por un quirófano o que tu vida quede mermada por no conseguirlo.
Claro yo también cambiaría alguna cosilla en mí, pero desde luego ni pienso pasar por un quirófano "pa" eso (vamos, lo que me faltaba ya...), ni dejo de hacer nada que me apetezca realmente.
Quizás el haber tenido problemas de salud serios ha sido un baño de humildad. No se...pero desde luego aprecio la vida en sí por encima de todo, con kilos, sin ellos o mal distribuídos, con arrugas y patas de gallo.
Lo que me asusta verdaderamente es que haya adolescentes que pidan como regalo de fín de curso una operación de estética. Uf...
Saludos,
Nueve meses sin fumar me han hecho pasar de pesar 56 a pesar 67, y se notan, eh!!!, se notan!!! Pero estoy muy contenta de haber dejado de fumar, casi que ni me lo puedo creer.
Yo creo que perder unos pocos kilos no será tan difícil. El sobrepeso tampoco conviene, ya se sabe, los huesos... las articulaciones... el corazón...
Yo engordé 10 kilos después de dejar de fumar, de esto hace 5 años. Aún los conservo. Siempre me reí de las personas que estaban pendientes de su peso o me alarmé con su actitud.
Ahora ya no. Las entiendo. Me siento muy incómoda conmigo misma.
¡Qué le vamos a hacer!
Claro, es que lo tremendo sería pensar en no dejar de fumar por no engordar. Estoy muy contenta de haber dejado de fumar, porque siempre pensé que yo no sería capaz y me equivoqué. Pero la presión social es muy gande en los temas de peso, es una especie de obsesión: o se habla del tiempo o de todo lo que engordó alguien.
La presión social sobre nuestro aspecto físico nos hace mella porque arrastramos toneladas de un lastre llamado inseguridad, al que se suma el peso de la carga de un añadido denominado falta de autoestima.
Inseguridad y falta de autoestima son dos de las características que las mujeres debemos al predominio secular del patriarcado.
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