lunes, enero 30

De aquí para allá, de allá para más allá

Si tuviera que definir mi vida de estos últimos meses, la palabra sería "movimiento". Yo, que vivo encantada tirada en un sillón, me veo durmiendo casi cada noche en un lugar diferente, con gente diversa alrededor y sin saber muy bien qué es eso de las raíces.
Me gusta el movimiento, pero he decidido parar un poco, establecerme durante un tiempo en ese sur que me atrapa y solamente aceptar aquellas propuestas de trabajo que realmente me apetezcan, tengo la suerte de poder elegir, ahora sí que puedo hacerlo.
Este fin de semana pasado estuve en Málaga, en el Forum Feminista y me sentí en casa, no conocía a nadie pero a los dos minutos de encontrarme con mis anfitrionas, me di cuenta de que mi patria es el feminismo y si es bollo, ya es el colmo.
Me vienen a recoger a la estación, me suben a un coche con el arco iris en el volante, encuentro una pluma (de las de verdad) en el asiento del coche, la primera calle a la que me llevan se llama "Conejito de Málaga", respiro hondo y me siento en casa ¿cómo no?
Y después de muchas charlas, de anécdotas, de trabajo, de comida y risas, se me acerca una chica y me dice muy seria: "A mí es que me falta mi verdadera revolución personal" y yo pensé que se refería a que no tenía todavía interiorizado el feminismo, pero antes de que yo pudiera decir algo, me suelta "Es que todavía soy heterosexual". Las carcajadas de las dos, todavía están resonando por Málaga.
Me sentí querida y escuchada, como me pasa siempre últimamente, y sé que soy una privilegiada y que, aunque a veces el cansancio me puede, este es el tipo de vida que me gusta.
Málaga me ha permitido aprender mucho, gracias boqueronas, qué placer. Y, aprovechando, os informo de una acción preciosa que se está organizando para el 10 de febrero, todas a la calle, todas a las barricadas:
http://www.movimientosdegenero.com/activismo/marea-violeta-un-movimiento-ante-los-recortes-en-igualdad

domingo, enero 22

¿Novio chino?

Sevilla no sólo tiene un color especial, sino gente muy especial que a mí me tiene ojiplática y encantada. Os quiero contar algo que nos pasó hace un par de semanas.
Llegamos a casa a última hora de la tarde, cansadas, agotadas más bien, sin ganas de hacer cena y tristes. Decidimos llamar al restaurante chino para que nos trajeran comida. Al poco, unos diez minutos, suena el telefonillo y se produce la siguiente escena:
- ¿Quién? -pregunto yo al telefonillo.
- EL CHINOOOOOOO- me grita alguien desde afuera.
Abro la puerta y en un segundo se planta ante nosotras una especie de Sin Chan de unos cincuenta y pico años. Bajito, gordo que valía más saltarlo que rodearlo, con un casco de moto como dos tallas más pequeño que su cabeza y con una sonrisa de oreja a oreja.
- Buenas noches, deme las bolsas que ahora le pago.
- No,no,no, comida en la mesa, comida en la mesa- dijo mientras entraba por casa con toda naturalidad a dejarnos encima de la mesa del comedor la comida.
- Guapíiiiiisima - exclamó mirándola a Ella- ¿Tienes novio?.
- Sí - contestó ella con cara de corte y de risa a la vez.
- ¿Novio chino?
- No.
- Ah, muy mal, novio chino, comida gratis todo el año.
- ¿Y tú, tienes novio?
- Claro, claro-dije yo muerta de risa.
- ¿Novio chino?
- Pues no, pero ahora que sé lo de la comida, me lo estoy pensando.
- Ah, qué lista, yo tengo hijo muy guapo.
Y se marchó dejándonos un calendario horrible, cuatro chupachús y la sonrisa en la cara. Después de un día tan terrible, el chino sevillano nos había alegrado, gracias buen hombre.

martes, enero 17

Para María

María era una mujer que, en sus propias palabras, "movía la Giralda con un golpe de cadera".
María se fue hace dos días, decidió que ya estaba bien de suplicios médicos y se fue como vivió, sin hacer ruido, sin molestar a nadie.
María es una mujer sencilla, que ha trabajado toda su vida "sirviendo" a gente más rica que ella, que tiene las manos encallecidas del trabajo duro y los avatares de la vida.
María tiene unos ojos preciosos de mirada limpia.
María, cuando te sonríe, te da luz y tranquilidad.
María es pasado porque su cuerpo-carcasa ya no dio para más, pero es presente porque sigue rondando con su gracia y con su humanidad y es futuro porque seguirá viva siempre.
María se fue entre cariño, el mismo cariño que ella regalaba a raudales.
María era, ante todo, una bella mujer, siempre dedicada a hacer la vida más fácil a su entorno.
Ahora, María está descansando, tranquila y estoy segura de que seguirá siendo la alegría y la humanidad allá donde esté.
María deja mucho y muy bueno sobre la tierra, una hija que, como ella, es una bellísima persona y que facilita la vida a quienes tenemos el lujo de estar con ella.
Hoy, aunque triste, sé que María me quiso. Por eso, gracias María.

lunes, enero 2

No por mucho programar...

Nunca he sido amiga de programar mucho y eso es una contradicción con mi profesión, en la que hay que estar todo el día programando. Siempre he pensado que mejor dejar que la vida te vaya trayendo lo que toque y, sobre la marcha, ir tomando decisiones.
Con esta filosofía medio pasota me ha pasado que llegan las vacaciones y no tengo elegido destino, o que voy a viajar y tengo que buscar a última hora todo, o que es el cumple de alguien querido y aun no tengo el regalo.
Pero también me ocurre que si planifico, cosa rara en mí, en el último momento la programación se va a la porra. Por ejemplo, pienso en lo que voy a comer mañana, decido que quiero garbanzos, los pongo en remojo toda la noche y, cuando llega el momento de comer, me apetece un perrito caliente. No tengo nunca dudas, dejo los garbanzos para mejor momento y me doy el placer del perrito, cómo no, no voy a dejarme encorsetar por lo ya planificado cuando soy más feliz haciendo caso a lo que me apetece.
Claro que no siempre es en positivo. Un ejemplo: preparas las uvas para Nochevieja, has cenado de lo mejorcito en la mejor compañía, casi van a dar las campanadas y una llamada de teléfono te descoloca por completo. Una urgencia sanitaria grave te saca de tu mundo de disney y te devuelve a la dura realidad del ciclo de la vida y sus riesgos. Pues no pasa nada, primero es importante y luego ya se verá.
Y todo esto para deciros que aun no me he comido las uvas del año nuevo, que un enorme susto en la salud de una mujer mayor nos ha hecho correr desesperadas en busca de atención sanitaria, que mientras las lágrimas aparecían la ciudad se llenaba de petardos y gritos de alegría.
Pero me da igual, hoy celebramos que ella está mejor, que la han estabilizado y que ya da besitos.
Mucho mejor que doce uvas que se pueden comer en cualquier momento es oír, de nuevo, a una mujer llamarme "hija", porque ella me ha dicho: "Tú eres otra hija mía" y entonces sí que me han saltado las lágrimas, porque he sentido que, desde no sé dónde, mi madre me mandaba a esta mujer para quererme. Hoy, sé que el nuevo año será duro, pero también sé que tengo otra madre más y que ahora se recupera un poquito.
Las uvas llegarán cuando queramos, porque nosotras celebraremos el año nuevo cuando nos dé la gana, ea.