lunes, agosto 29

No hay remedio

Pues no, no hay remedio, el momento ha llegado. Después de dos meses de disfrute, de poco sol, de golf, de lecturas veraniegas ideales, de conversaciones, cenas y compañías estupendas, me veo obligada a poner el cerebro en funcionamiento.

Llega septiembre y con él, mi nueva etapa profesional. No iré este curso al insti (bueno, iré de visita), me he empeñado en intentar mi sueño de sobrevivir con las charlas y cursos que doy para la formación del profesorado y afines.

Es cierto que no me asusta el 1 de septiembre, que tendré más tiempo para mí y para mis cosas, pero también es verdad que ya han empezado los emails, las reuniones y la planificación de un curso que me atrae y me da miedo a partes iguales (no, eso es mentira, me da poco miedo y me atrae mucho, qué caray).

Ahora ya tengo que encontrar la tecla de ON para mis neuronas, que se han pasado todo el veranito en OFF, descansando, encantadas de la vida tranquila, el sueño y la diversión con mi gente.

Y miro mis apuntes de junio, aquellos que escribí cuando tenía todas mis facultades a tope y no entiendo casi nada ¿educación? ¿nuevas tecnologías? ¿competencias? ¿coeducación? Ayyyy, que tendré que empezar por volver a aprender todo para poder trabajar. Y recibo algún email que me pregunta si el título de la ponencia que les di en mayo sigue vigente para las Jornadas y yo pienso ¿Título de ponencia? ¿cuál? Y, claro, decido cambiarlo porque no me acuerdo del que di.

Y empiezan las reuniones con gente que no ha tenido casi vacaciones y que sabe de lo que habla y yo asiento (y tomo asiento, de paso) y anoto todo, porque sé que en un momento de lucidez volverán a mí (como las golondrinas) todas las ideas que algún día tuve.

Vamos, Marcelilla, ponte las pilas, maja, que vas a cámara lenta y este mundo va muy rápido. En fin, que tengo que ponerme a currar y me da una perezaaaaaaa.







martes, agosto 16

Miedín por la cabeza

Este está siendo un verano de los mejores para mí, pero hoy cambia mi suerte, el miedo se hace dueño de mi vida y veo que tengo que enfrentarme a ello. Os preguntaréis ¿A qué tanto miedín por la cabeza, foriata? Podría ser a :
- La visita de Susan (Su Santidad), que viene a recordarme que estoy en pecado y que caerán sobre mí las peores plagas que en el mundo han sido.
- Al toro Ratón, que se defiende de la estupidez humana a cornadas.
- A Rajoy, que pronto acabará sus vacaciones ¿o no?
- A Esperanza Aguirre que tiene más vidas que un gato.
- A la prima de riesgo, que se arriesga y deja fuera de lugar el dicho de "Quien tiene una prima, a ella se arrima".
- A los miles de jóvenes seguidores de María Ostiz con sus monjitas que pueblan nuestro país estos días.
- A la operación retorno, aunque no sabemos ni a dónde vamos ¿cómo voy a saber a dónde retorno?
Pues no, queridas, estoy cagadita, cagadita, con pánico, con terror a que lleguen las 13:00 porque...ME QUITAN UNA MUELA DEL JUICIO.
Ayyyyyyy, no quieroooooo.

jueves, agosto 4

Recibí blogueras y me tuve que ir de casa

Llegó Calvin, con una amiga, y Marmarita hizo las veces de anfitriona principal: paseos, comidas, turismo, conversaciones...todo perfecto.

Yo, animada por la experiencia de Marmarita, acepté que me visitaran Candelilla y Pena. Ayyyy, qué error tan grande, ayyy qué mala decisión, ayyyy qué blogueras elegí por las diosas.

Candela que no duerme de noche, Pena que madruga. No se rieron nada de nada, todo seriedad, todo manías: "que esta comida no me gusta, que esta ciudad es una mierda, que la Marcela es más alta de lo que decía, que ponte pa´llá, que esta ola de calor es insoportable".

Y yo, estoica, sacrificándome hasta lo indecible, esforzándome en concinar mis mejores platos, en explicarles claramente la historia de mi ciudad...y Marmarita sin dar palo al agua.

Así que, decidí irme de casa, cierro el hostal Marcela y me dedico a mejores entretenimientos.

Blogueras, tened cuidado, sólo eso os digo.

Y para que veais el resultado de tan infausta visita, os pongo la foto de cómo quedó Marcela al tercer día de Candelilla y Pena.

PD: gracias, chicas, por esas horas de alegría y de cariño, fue un lujo teneros en casa y sentirme tan cuidada por vosotras. Sólo una de las cosas de estas dos blogueras que he puesto es cierta, jajajajjaa.