sábado, octubre 25

Armarios metafóricos

Toda la tarde de ayer y la mañana de hoy me las he pasado con un hombre...nooooo, no, no me ha dado una fiebre hetero ni nada parecido, simplemente he tenido en casa al hombre que me estaba poniendo puertas nuevas al armario empotrado de mi habitación.
Hace ya mucho tiempo que había quitado las horrorosas puertas que tenía el armario cuando compré la casa, unos enormes espejos que me asustaban todas las mañanas cuando me levantaba y que, además, por las noches reflejaban las luces de la calle y me daban mal rollo.
Es decir, que hace mucho que mi armario lucía camisas y jerseys al aire, sin importarme un pimiento quién lo viera y en qué circunstancia ( o sea, tú estás abrazada muy acarameladita en la cama y, de repente, tu chica de ese momento se queda absorta en el armario: "Ay, marce, qué camisa más guay esa de color verde ¿me la dejarás, maja?").
Y mientras el buen hombre trabajaba (era bueno, porque al barrer se llevó más mierda de la que tiró él y no se inmutó ni nada, muy bueno, sí señor), a mí me dio por pensar que quizá cuando salí del armario lo hice tan a lo bruto que rompí las puertas y que luego necesité un tiempo para airear el armario de mi vida, para que entrara luz, para que el aire se convirtiera en respirable, para que se fueran las telarañas de años anteriores...y pensé que, ahora, a día de hoy, ponía puertas nuevas, renovaba mi bollería porque ya puedo cerrar alguna puerta, porque ya no me da claustrofobia cerrar mi armario, porque ya sólo queda dentro mi ropa, yo ya salí y estoy libre.

Pd: el detalle de la escalera le da un toque chic a mi casa, jajajajaaaa. Al fondo, mi sitio de estudio y ordenador.

viernes, octubre 24

Asturias republicana, ya

No puedo evitarlo, ante tanta foto principesca, tanto monárquico por la calle y tanta fanfarria borbónica: ¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA, COÑO!!!

viernes, octubre 17

La primera en llegar

Todas las mañanas soy la primera que entra por el instituto, después del conserje. Siempre ha sido una costumbre mía llegar muy pronto, para que me dé tiempo a despertar bien antes de empezar a dar una clase y para prepararme con tiempo para llevar la energía y la marcha que mi alumnado merece.
Cuando llego el insti está vacío, enciendo la luz del pasillo de la sala de profesorado, miro si tengo guardia, enciendo el pasillo del primer piso, entro al departamento de lengua e, invariablemente, hago café y enciendo el ordenador. Hasta enero no tendremos cafetería, así que en el departamento de lengua hemos montado una mini cafetería muy coqueta.
Cuando ya empieza a salir el primer café y se llena de "olor de hogar" aquello, miro mis emails y me relajo. Tomó un café rápido justo cuando toca el timbre de entrar, el pasillo se llena de voces, entran a raudales por todos lados y el griterío me demuestra, todos los días, que están vivos y vivas.
Salgo en dirección al aula que me toque, me encuentro con la(paisana) de EF en el pasillo, le sonrío, me sonríe, me dice una tontería y se me hace el culo gaseosa. Qué bonita es la docencia.


domingo, octubre 12

La paisana de lengua

En Asturias, a toda persona que consideramos "mayor" la llamamos, coloquialmente, "la paisana, el paisano"; no es algo despectivo, pero tampoco es un piropo, vamos que yo no le llamaría "paisana" a una amiga, por ejemplo. De hecho, es algo totalmente extendido en los institutos el que alumnado hable de "la paisana de mate, el paisano de ciencias, etc." Y como esto es algo que tengo asumido desde que empecé en la enseñanza a los veinteséis añitos, pues he decidido y así se lo he comunicado a mi alumnado que el email al que deben mandarme parte de los trabajos de clase se llame "lapaisanadelengua". Así empecé este año mis clases, con risas en clase. Y así espero terminarlo.
Tengo que reconocer que tengo suerte en los instis en los que he estado, son ya dieciocho años en la profesión, este es mi décimo tercero como profe, y siempre he tenido alumnado al que no me resultó difícil motivar. Sigo viendo que sea el año que sea, la adolescencia siempre busca lo mismo: que miremos para ell@s y que les escuchemos, que les demos la palabra y que respetemos sus posicionamientos. En cuanto les das la cancha suficiente, todo fluye de manera natural y la convivencia en clase tiene, entonces, los altibajos propios de la vida, pero no es traumática. No estoy dando lecciones de nada, sólo estoy apuntando lo que me ha ocurrido a mí en el aula durante todos estos años.
Después de séis fuera de clase, pensé que me resultaría más difícil la entrada, pero no ha sido así, ya estoy en el insti como si fuera mi casa, he montado una mini-cafetería en el departamento, tengo gente con la que salir a tomar algo y con quienes charlar, con el alumnado me río mucho y el temario está controlado ¿alguien da más? Porque si alguien da más, me apunto, pero algo sí que he aprendido: "me siento en mi sitio siendo profe".
Y encima el instituto está rodeado de verde y por sus ventanas se ve el horizonte y preciosos paisajes, si es que todo me sale bien, joer.

viernes, octubre 10

Prometo post de fin de semana

Jajaaaaa, casi me he visto obligada a escribir este post provisional, a toda leche, desde el insti, entre clase y guardia de pasillo (joer, cómo suena eso).
Estoy bien, es más, estoy muy feliz porque algunos de mis proyectos se están cumpliendo mejor de lo que esperaba.
Lo que ha pasado es que estos días tuve que ir de viaje para unas cuestiones de trabajo muy importantes y eso me llevó, también, mucha preparación anterior; eso sí, todo amenizado por vuestros comentarios a mi foto, que me subieron la autoestima todavía más.
Eso sí, os aseguro que el próximo post tratará de una crónica sobre cuestiones laborales, y tienen que aparecer mis chicos y chicas de clase porque estoy aprendiendo mucho.
Un besito, Farala me reí a carcajadas con tus respuestas y me has abocado a este post, ajajjaaa. Chicas, vuelvo en un par de días (y ahora quién soy???? Marcela o M????)